sábado, 23 de enero de 2016

Fragancia de Francia.

De bar en bar fui bebiendo tus lagrimas, ahogándome con tus penumbras y regalándote mi vida con el vino que derramaste sobre mi camisa. 
Página a página iba dibujando fantasmas enamorados, que susurraban un “te amo” por cada brisa que levantaba sus sabanas perfumadas con tu fragancia de Francia. 
Mujer coqueta que enamora con sus ojos que cubre con lentes de sol, mujer que perfuma las mañanas con su aliento a pasta dental, mujer que elabora los mejores “te amo” con la curvatura de sus labios. 
Cuando pensé que era mía, era de todos y a la vez de nadie. Me dejaba engañar por las cartas de las cuales se desprendía aquel aroma tan particular. 
A través del tiempo la seguí buscando en cada mostrador de cada perfumería que se cruzaba por mi camino. 
Pasaba con lentitud, a veces demasiado veloz y las fragancia perduraba en mi interior, tal vez yo me aferraba a lo único que me quedaba de ella; lo que me quedaba de ese loco amor. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario