domingo, 20 de marzo de 2016

Tacto con polvo.

Creí que eras mi ángel, creí que podía llamarte con el suave tintinear de mis lágrimas.
Nunca me sentía sola porque creía que te tenía, pero ese día, ese día todo se esfumó;
tus alas se cayeron y la corona que inventé en sobre tus cabellos rizados desapareció.

Creí que tus delgadas manos recorrerían por siempre la superficie de mis  polvorientos muebles.
Nunca pensé que limpiaría, me gustaba ver la marca de tus dedos interrumpiendo el polvo;
el polvo y tus dedos, tu huella y mi alma, mi alma llena de polvo interrumpida por tu tacto.

Creí que iba a seguirte hasta el último de mis días, pero ni si quiera alcancé a partir.
Nunca imaginé que me rendiría tan fácil, ni que tú me dejarías a la deriva;
me necesitaste y no te seguí, te necesité y me dejaste partir.


El teatro absurdo, sin sentido, erróneo, lo conocí contigo y tu tacto lleno de polvo.

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